Jamaica sufre el golpe brutal del huracán Melissa que, de acuerdo con los pronósticos, amenaza con desatar vientos infernales e inundaciones apocalípticas en su trayectoria directa hacia la isla del Caribe.
Según informó el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos, Melissa se convirtió en un monstruoso huracán de categoría 5 en la madrugada del lunes, la máxima de las mediciones de ciclones, y este martes impactó la costa con vientos demoledores de 295 km/h.
«No es momento de ser valientes», dijo el ministro del interior, Desmond McKenzie, en la desesperada advertencia final antes del golpe devastador del huracán. «No nos juguemos el futuro con Melissa, es una apuesta que no podemos ganar».
Muchas personas han sido desalojadas de zonas de alto riesgo en Kingston, la capital, por orden del gobierno. Las autoridades llevaron a pobladores en zonas vulnerables a los 6.000 refugios de emergencia en el país.
La tormenta ya cobra tres vidas en Jamaica de personas que sufrieron accidentes al hacer preparativos para la tormenta. Otros tres fallecidos se registraron en Haití y uno más en República Dominicana, donde hubo fuertes lluvias e inundaciones en días previos.
Melissa es hasta la fecha el huracán más letal del año. La pregunta clave: ¿por qué Melissa se transformó en un monstruo imparable?

Melissa es un coloso imparable, gigantesco y de avance letal, y hay varias razones para ello, revelan expertos de la BBC.
El movimiento del huracán fue peligrosamente lento en su avance hacia Jamaica.
Durante varias horas, se desplazó a una velocidad de entre 3-6 km/h y por lo tanto sus vientos y bandas de nubosidad permanecieron sobre áreas particulares durante mucho tiempo, lo que desató lluvias bíblicas y vientos demoledores de manera prolongada.
Esto también contribuye a la generación de marejadas devastadoras, que es el rápido aumento del nivel del mar y su avance tierra adentro.
Otros huracanes, en cambio, se mueven más rápido y sus tormentas también, por lo que la cantidad de agua que descargan generan inundaciones de menor magnitud.
«Esta velocidad de tortuga es catastrófica, ya que las tormentas de movimiento lento siempre resultan ser más letales porque duran más tiempo», explica Elizabeth Rizzini, una meteoróloga de la BBC.
«Pero el movimiento lento no significa que los vientos sean más lentos. Melissa llegó a ser una tormenta de categoría 5 y sostuvo vientos mortales durante más de 24 horas», añade.
Uno de los ejemplos más famosos de esto es el huracán Harvey en 2017, que se estancó sobre la ciudad de Houston, en Estados Unidos, y descargó 100 cm de lluvia en solo tres días, provocando un desastre hídrico sin precedentes.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos había lanzado una escalofriante advertencia de que Jamaica podría recibir entre 38 y 76 cm de lluvia, con más de un metro en algunas zonas montañosas.
Jamaica tiene muchos puntos de tierras bajas y es probable que lo hacen propenso a inundaciones relámpago, no solo por las lluvias, sino también por una posible marejada ciclónica monstruosa de 3,9 m hacia la costa sur y por el agua que baje de las montañas hacia las zonas más bajas.
En los próximos días, la isla podría recibir hasta 76 cm de lluvia adicional, y en Cuba podrían caer 63 cm, con una marejada devastadora de 3,3 metros.
Los huracanes necesitan aguas oceánicas tórridas para alimentarse, y el aumento de la temperatura en la superficie del mar ha impulsado con una energía explosiva al sistema de tormentas.
Las aguas del Caribe occidental se encuentran actualmente cerca de los 30 °C, alarmantemente por encima del promedio para la época del año, explica la meteoróloga y presentadora del tiempo de la BBC Sarah Keith-Lucas.
El huracán experimentó una intensificación explosiva. La velocidad de los vientos de la tormenta aumentó de 115 km/h a 223 km/h el domingo, antes de llegar a los apocalípticos 295 km/h el martes.
«Se han dado las condiciones perfectas para que el huracán Melissa alcanzara un poder destructivo inaudito», afirmó la doctora Leanne Archer, investigadora asociada en fenómenos climáticos extremos de la Universidad de Bristol (Reino Unido).
Para el doctor Fred Thomas, ingeniero de software investigador del Instituto de Cambio Ambiental de la Universidad de Oxford, «este va a ser el huracán más brutal en la historia registrada de Jamaica, al menos según los registros que tenemos», le dijo a la BBC.
Los vientos atmosféricos que rodean al huracán no cambian mucho con la altura, y esta peligrosa ausencia de cizalladura del viento ha sido fundamental para su crecimiento exponencial.
Cuando la cortante del viento es mayor (es decir, cuanto mayor es el cambio de velocidad o dirección del viento en una distancia corta, que puede ser vertical u horizontal) tiende a desmantelar las tormentas y a mitigar su furia.
Pero el caso de Melissa, el huracán ha podido seguir su desarrollo sin ese factor de debilitamiento, por lo que se ha potenciado sin límites durante días.
Melissa se clasifica como una de las tormentas más intensas y temidas del Atlántico en este siglo.
La presión atmosférica central de la tormenta colapsó a impactantes 901 milibares según el aviso del NHC del martes por la mañana, justo por debajo de los 902 milibares del mortífero huracán Katrina que arrasó partes de EE.UU. en 2005.
Cuanto menor es la presión, más mortales son los vientos, lo que convierte a esta tormenta en uno de los fenómenos más aterradores que se han formado en el Atlántico.
Para los jamaicanos, el recuerdo de tormentas pasadas es aterrador.
Luego de que Melissa golpeara Jamaica con una furia desatada, podría superar a todas las tormentas que ha sufrido la isla anteriormente. Gilbert, en 1988, el último impacto directo, fue de categoría 3. Destruyó miles de hogares y causó la muerte de 49 personas. Dean en 2007 y Beryl en 2024 se acercaron, pero ninguna igual a la brutal potencia de Melissa.
Algunas investigaciones sugieren que los huracanes modernos avanzan a paso de tortuga que antes. Eso significa que es probable que más huracanes tipo Melissa se paralicen y arrasen, en lugar de barrer, sobre la tierra que golpean.
Y algunos científicos creen que eso podría tener que ver con la forma en que el cambio climático está exacerbando los patrones de circulación en nuestra atmósfera, pero eso está lejos de ser seguro y la variabilidad natural también puede estar influyendo.
Si bien no se cree que el cambio climático aumente la cantidad de tormentas tropicales o huracanes, las temperaturas oceánicas y atmosféricas récord podrían hacer que los que se formen sean más letales, con vientos huracanados, lluvias torrenciales y un riesgo catastrófico de inundaciones costeras.
 
			








 
    	














