El Gobierno de EE. UU. envió una drástica medida a los agentes consulares en la que endurece los criterios de salud que pueden denegar la residencia a inmigrantes.
Si bien, EE.UU. ha impuesto chequeos médicos para los aspirantes a visa de inmigrante desde hace décadas, la nueva directriz instruye específicamente que se «debe considerar la salud del solicitante», según la orden citada por KFF, una organización de noticias especializada en salud.
La directriz exige a los agentes de inmigración evaluar padecimientos, como la obesidad, que, según indica, puede causar asma, apnea del sueño e hipertensión, o la diabetes, entre otras afecciones para rechazar peticiones.
Además, se instruye a los funcionarios a determinar si los solicitantes cuentan con los medios para cubrir gastos médicos sin respaldo público.
La era Trump impulsó vetos de residencia por «carga pública» para quienes puedan depender de asistencia gubernamental.
El gobierno Biden había revertido estas normativas, pero ahora la Casa Blanca reinstaura la controvertida política de «carga pública» como eje de su estrategia migratoria.
La nueva orden también busca que se considere inelegible para ingresar a Estados Unidos a una persona cuya edad avanzada pueda suponer dependencia de ayuda social.
La guía también insta a que se considere el estado de salud de familiares directos, incluidos los hijos y los progenitores de edad avanzada de los solicitantes.





















