Tras superar a 455 competidores y coronarse como la histórica ganadora de la primera temporada de «El Juego del Calamar: El Desafío» de Netflix, nuestra compatriota Perla Figuereo, una joven de 25 años de Santiago, República Dominicana, se llevó a casa el impresionante premio de 4.56 millones de dólares.
En un juego diseñado para sembrar desconfianza, la inquebrantable alianza de Perla y su hermano, Jeffrey Figuereo, no fue una simple táctica, sino el motor emocional de su increíble travesía, algo que destacaron en una entrevista para Netflix Tudum.
La conmovedora historia de Perla arranca con la emigración de su familia desde Santiago, República Dominicana, rumbo al Bronx, Nueva York.
Criados en una familia mormona (aunque ya no la practican), los hermanos Figuereo se toparon con un nuevo mundo, sin dominar el idioma inglés.
Apasionados por el cine desde niños y con sueños de estudiar cinematografía, Perla y Jeffrey transformaron su casa en un aula. Su madre, decidida a que sus hijos tuvieran acceso a todo, les conseguía desde el salón de belleza películas «pirata». Con estas cintas, confesaron los hermanos a Netflix Tudum, aprendieron inglés.
La familia Figuereo, aunque nunca fue «rica de cuna», siempre fue, como ellos mismos afirmaron, rica en amor.
El dúo llegó a un momento crucial en el juego de las canicas, un desafío que forzó a los jugadores a eliminarse entre sí. Enfrentado a la dura encrucijada de competir contra su hermana, Jeffrey tomó una decisión que redefiniría para siempre el propósito de Perla en el juego. Sin dudarlo, se sacrificó heroicamente para asegurar su continuidad. Sus palabras no solo le abrieron el camino, sino que le legaron una misión vital.
Perla y Jeffrey Figuereo abrazando a sus padres al llegar a casa.
El sacrificio de Jeffrey cambió el rumbo de la competencia para Perla. Su objetivo personal se convirtió en una misión sagrada para honrar el sacrificio de su hermano. Cada paso que daba ya no era solo por ella, sino por los dos, por el orgullo dominicano.
Más allá de la pura resistencia física, el auténtico campo de batalla en El Desafío es la mente. Un reflejo de esta fortaleza mental se encuentra en la habitación de la ganadora, un espacio que describe como un reflejo vibrante de su personalidad dual. Allí cuelga una pintura simbólica donde aparece de la mano con la icónica Frida Kahlo.
En la entrevista para Netflix Tudum, Perla detalló su concepto: una Frida más ingenua (ella misma) absorbiendo la mentalidad de guerrera de la Frida más experimentada. Sobre su altar personal, entre joyas y perlas, descansan fotos de ella modelando para Yitty, la marca de Lizzo, uniendo así su exitosa carrera profesional con su santuario de fortaleza.
Esta mentalidad de guerrera se fundamentó en una dualidad que marcó su juego: ser «feroz pero también calmada.» Sin embargo, esta filosofía se cristalizó en el momento más difícil de la competencia. Cuando Jeffrey le dijo «he cumplido mi tiempo,» un «click» se hizo en Perla. En ese instante, supo que, a diferencia de su hermano, ella «aún no había cumplido con el suyo.»
Con esta revelación, la dominicana entendió que su viaje no había terminado y que, ahora por los dos, tenía un legado por construir, un triunfo que dedicar a su gente.
LA FAMILIA FIGUEREO Y EL ORGULLO DOMINICANO
Para entender el verdadero impacto de los 4.56 millones de dólares para la familia Figuereo, basta con recordar una anécdota reveladora. Cuando los hermanos finalmente pudieron llamar a su madre desde el Reino Unido, ella vio la llamada entrante y pensó que eran «scammers o atracadores.» La idea de que sus hijos estuvieran al otro lado del mundo, a punto de ganar una fortuna, era simplemente inimaginable.
Como testimonio de este momento histórico, Perla ha enmarcado el sobre que contenía la tarjeta de crédito del gran premio, un poderoso recordatorio del día en que su vida cambió para siempre. Sus planes inmediatos dejan claro la prioridad inquebrantable que siempre ha guiado sus acciones: la familia. Su primer gran objetivo y el de su hermano es, sin duda, adquirir una casa propia para su madre.
Ante la pregunta de si compartirá el premio con su hermano, su respuesta fue una muestra de su vínculo inquebrantable: «Si yo soy rica, él también; somos gemelos.» De Santiago al Bronx y ahora a la cima, el triunfo de Perla Figuereo no es solo la historia de una ganadora, es la promesa y el amanecer de un nuevo futuro para su amada familia, y un orgullo inmenso para toda la República Dominicana.























